3 may 2024

Nunca es pronto para morir (Never Too Young to Die)

 

La expresión "ya no las hacen como antes" puede tener su lado positivo, sobre todo si la aplicamos a Nunca es pronto para morir (Never Too Young to Die, Gil Bettman, 1986), un despropósito que buscaba iniciar una nueva franquicia y acabó cayendo en el olvido.

Lance Stargrove (John Stamos) está acabando el instituto, preparándose como gimnasta, cuando recibe la noticia de que su padre Drew Stargrove (George Lazenby) ha muerto. Tras el funeral descubre que su padre en realidad era un agente secreto que fue asesinado por un traidor durante una misión. Su asesino es Velvet Von Ragnar (Gene Simmons), el jefe de un grupo terrorista con estética Mad Max, y Lance planea capturarlo con la ayuda de Danja Deering (Vanity), la compañera de armas de su padre.

El inicio de la película parece una de esas Mad Max italianas tan populares a inicio de los 80 del siglo XX, debido a lo que parece una reunión de extras de alguna cinta de acción futurista. Pero no, nos encontramos en el presente: 1986. Un momento lleno de increíbles avances tecnológicos como los relojes de pulsera digitales. Pronto la película entra en un territorio familiar: el James Bond adolescente. Un subgénero que buscaba explotar los elementos de fantasía masculina presente en las películas de James Bond, hombre de acción rodeado de bellas mujeres que quieren su cuerpo, con un protagonista adolescente. Para cumplir su objetivo los protagonistas de estas películas eran jóvenes o adolescentes "normales" (se les suele dar alguna habilidad especial que justifique que no estén muertos al cabo de cinco minutos como ser gimnastas o buenos en juegos de estrategia) que, inadvertidamente y muchas veces por una mujer atractiva, se ven inmersos en una trama de espionaje cargada de acción. Fue un tipo de película particularmente popular durante mediados de los 80 con títulos como ¡Te pillé! Gotcha! (Gotcha!, Jeff Kanew, 1985), la genial Gymkata (Robert Clouse, 1985) o Agente juvenil (If Looks Could Kill, William Dear, 1991). Por supuesto, el mayor elemento de fantasía en estas películas es que chicos sin ningún entrenamiento sobrevivan a enfrentamientos con profesionales y situaciones peligrosas sin problema. Nunca es pronto para morir tiene el acierto de contar con el breve James Bond George Lazenby como padre del protagonista, lo que resulta un guiño divertido al personaje que inspiró esta película. La acción de peli de espías mezclada con la imitación Mad Max resulta muy divertida, otro acierto que podría haber hecho de esta película un clásico de culto.

Además de un cameo de Robert Englund, el reparto funciona bastante bien, con la excepción de John Stamos que no tiene ni el carisma ni la presencia para hacer el personaje atractivo (y era bastante mayor para interpretar al protagonista que se supone un adolescente de 17/18 años). Gene Simmons destaca especialmente como el villano de la función, con una presencia inconfundible que hace que el giro sorpresa sea bastante obvio. El problema de esta película, desde mi punto de vista, no es lo ridículo del argumento y la ejecución, eso en ocasiones puede jugar a su favor para mí, sino en la homofobia que impregna toda la película. Y no me refiero al uso de alguna palabra hoy día inaceptable pero habitual en la época, o actitudes que hace 40 años no habrían llamado la atención pero hoy resultan chocantes. No, quiero decir pura y simple homofobia.

Veréis, en algún momento de la producción se decidió que el personaje que interpreta Gene Simmons fuera hermafrodita. Lo que da pie a que Velvet actúe como una reina draga psicópata. Esto por si mismo podría haber resultado divertido, pero el problema es que tenemos escenas en las que los personajes de John Stamos y Vanity, durante una actuación de Velvet, hablan de lo repugnante que es, lo degenerada que es "esta gente". Y en el predecible clímax Lance Stargrove presume ante de Velvet de ser un hombre de verdad, un hombre entero, y por tanto superior al medio hombre medio mujer que es Velvet.

Son estos momentos homófobos los que hacen que la película se te atragante, ya que, repito, no se trata de que simplemente fuese algo aceptable entonces y hoy no, es que entonces ya era homófobo mostrar el tipo de actitud que se muestra hacia la naturaleza de Velvet. Por otro lado, su guion es bastante predecible y por ello acaba haciéndose aburrida. Es por eso que, a pesar de sus aciertos y alguna escena de acción pasable, esta película no funciona. Fue un fracaso entonces y el tiempo no ha jugado a su favor.

23 abr 2024

El especialista (The Fall Guy)

 

Publicada mi crítica de El especialista (The Fall Guy, David Leitch, 2024) en Underbrain Mgz. Para leerla clicad en:

https://underbrain.com/cine/el-especialista/

David Leitch de momento no falla, película que dirige película que funciona. Talento para la acción y la comedia, esta película explota ambas cosas de manera efectiva en una película tan entretenida como divertida.

18 abr 2024

Abigail

 

Publicada en Underbrain Mgz mi crítica de Abigail (Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett, 2024), por si acaso no teníais ya pensado verla, leed mi crítica para convenceros de hacerlo:

https://underbrain.com/cine/abigail/

Un guion regular puede ser elevado con una buena dirección y esta película es la prueba. La premisa está más vista que el tebeo pero no deja de ser una entretenida cinta de terror.

9 abr 2024

Sangre en los labios (Love Lies Bleeding)


 
Se acaba de publicar mi crítica de Sangre en los labios (Love Lies Bleeding, Rose Glass, 2024) en Underbrain Mgz y la podéis leer clicando aquí:


La primera película de Rose Glass, Saint Maude (2019), me gustó pero era un poco demasiado Repulsión (Repulsion, Roman Polanski, 1965). Esta película me ha gustado mucho más, supongo que por cómo se adentra en un género que me gusta como el cine negro. Muy recomendada.


5 abr 2024

De profesión: duro (Road House, 1989) vs. Road House. De profesión: duro (Road House, 2024)

 

Comparar De profesión: duro (Road House, Rowdy Herrington, 1989) con su reciente remake Road House. De profesión: duro (Road House, Doug Liman, 2024) nos muestra de qué modo ha evolucionado el cine comercial de los 80 del siglo XX hacia el de los 20 del siglo XXI.

Road House 1989 cuenta la historia de James Dalton (Patrick Swayze), un legendario encargado de seguridad en bares y locales nocturnos experto en artes marciales, contratado por Frank Tilghman (Kevin Tighe) para que ayude a limpiar su bar de carretera The Double Duce de indeseables y subirlo de categoría. Parece un trabajo sencillo, no muy distinto de otros trabajos, pero, cuando llega al pueblo donde está ubicado el local, descubre que todos los negocios del lugar son extorsionados por el semimafioso Brad Wesley (Ben Gazzara), el cual no aprecia los cambios que Dalton está provocando. El enfrentamiento entre ambos se convertirá en una batalla por la salvación del pueblo, que se recrudecerá cuando Dalton inicie un romance con la doctora Elizabeth Clay (Kelly Lynch), de la que Brad estuvo enamorado pero con la que no consiguió nunca nada. Dalton pedirá ayuda a su mentor Wade Garrett (Sam Elliott) para acabar con la banda de Brad.

Queda claro por su sinopsis que Road House 1989 es otra película que podríamos calificar de "hija de Shane". Shane es el personaje protagonista interpretado por Alan Ladd en Raíces profundas (Shane, George Stevens, 1953), un cowboy de misterioso pasado que llega a un pueblo en el que los granjeros están siendo acosados por un poderoso terrateniente. Shane limpiará el lugar de malvados a tiro limpio para seguir luego su misterioso camino. Un gran éxito cuya historia sirvió de base a infinidad de westerns y episodios de televisión, para luego ser trasladada también al cine de acción contemporáneo y al cine de artes marciales, como por ejemplo El furor del dragón (Meng long guo jiang, Bruce Lee, 1972). El film de Rowdy Herrington mezcla la influencia del western y las artes marciales, con un protagonista filosófico que intenta encontrar primero una solución pacífica hasta que llega el momento de ponerse a dar patadas, mientras que el personaje de Sam Elliott no puede ser más western. Es también una película esencialmente ochentera, desde su tono que mezcla comedia con momentos serios de violencia pasando por los momentos musicales, los diálogos y las escenas de sexo y desnudos gratuitos.

Road House 2024 cuenta la historia de Elwood Dalton (Jake Gyllenhaal), un ex luchador que se gana la vida en luchas clandestinas, que es contratado para proteger de los indeseables que atacan cada noche el local de Frankie (Jessica Williams), un bar de carretera llamado The Road House ("bar de carretera" en inglés) en la calurosa Florida. Los problemas de Frankie tienen su origen en Ben Brandt (Billy Magnussen), el hijo psicópata de un narcotraficante, que quiere el local para poder construir en el terreno un complejo hotelero.

La versión de Doug Liman cuenta básicamente la misma historia, pero con algunas diferencias. Sin embargo, a pesar de ser significativamente más larga, cuenta menos historia. El romance entre Dalton y la doctora Ellie (Daniela Melchior) está menos desarrollado y es mucho más casto, apenas se besan y ya no hablemos de escenas de sexo. En el original vemos la influencia de Dalton en el local, que va mejorando progresivamente en su aspecto, algo que no sucede en la nueva versión. El enfrentamiento entre Brandt y Dalton tiene menos resonancia, ya que no está en juego todo un pueblo, y se ve recrudecido por la llegada del gran psicópata Knox (Conor McGregor) contratado por Brandt, pero nunca llega a los extremos de la cinta original. La razón por la que es más larga a pesar de contar menos historia tiene que ver con la obsesión actual en el cine de acción y de aventuras con el monomito desarrollado por Joseph Campbell conocido popularmente como "el viaje del héroe", que indica que el héroe siempre rechaza la aventura en un principio para luego aceptarla. Señalado por George Lucas como su influencia a la hora de estructurar La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977), esta teoría se ha convertido en la fundación de gran parte del cine de acción actual, como si fuera la única manera de contar la historia de un héroe. Así, el film de 1989 es más eficaz narrativamente, el Dalton de Swayze acepta el trabajo cuando se lo proponen para ir lo más rápido posible al centro de interés que es la situación en el local, mientras que en la versión 2024, el Dalton de Gyllenhaal se niega en un principio, alargando el momento de aceptar a pesar de que sabemos que irá o no hay película.

En el film de Liman también está presente la influencia del western, que en esta ocasión se hace obvia, verbalizándola a través de los diálogos, donde hay personajes que dicen "ey, esto es como una película del oeste", en lugar de que quede en el subtexto del film. Esto puede ser tanto al miedo de que los espectadores no entiendan la referencia o a la tendencia actual en el cine comercial de hacerlo todo más explícito.

Pero por lo que ha llamado más la atención la versión 2024 es por la utilización de técnicas de efectos visuales en las peleas. Las razones para utilizar estas técnicas son evidentes: poner al espectador en la piel de los personajes mediante planos en primera persona durante las peleas y crear una experiencia más visceral y brutal. La ironía está en que, claro, la utilización de estas técnicas para crear intricadas peleas en un único plano-secuencia hace más evidente lo artificiales que son, al menos en una gran pantalla de 4k, así que no consiguen ser ni viscerales ni brutales. Pero no dejan de ser entretenidas, también porque la versión 2024 intenta mantener la misma mezcla de humor y seriedad que el original.

Road House 1989 es una película de culto entretenida y divertida, pero no es un gran clásico de los 80, así que el remake no lo tiene tan difícil para establecer su propia identidad. Comparadas, el original es la superior, pero la nueva versión es una cinta de acción entretenida con la que pasar un rato divertido, aunque no mucho más. Supongo que lo marca la diferencia entre ambas es que una vez vista la versión 2024 no tengo ninguna necesidad de volver a ella, la olvidaré tan pronto publique este artículo, lo opuesto sucede con la versión original.

Pero la principal conclusión a la que he llegado es que en la obsesión por el realismo actual lleva a que la película parezca más artificial, mientras que la original concebida como una fantasía parece más auténtica.  Las dos sueltan buenos puñetazos, pero Road House 1989 pega más fuerte.